¿Con qué frecuencia hay que llevar a un niño al médico en sus primeros años de vida?

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¿Con qué frecuencia hay que llevar a un niño al médico en sus primeros años de vida?

No hay un número fijo, es importante asistir a los controles de salud, a las reuniones programadas para controlar el crecimiento y el desarrollo psicomotor, y luego acudir siempre que sea necesario porque haya algún problema de salud.

El pediatra es el médico del niño y es el especialista que seguirá el crecimiento del niño desde su nacimiento hasta que alcanza la madurez de desarrollo y un punto de referencia para mamá y papá ante cualquier pequeña o gran duda sobre la salud de su pequeño.

Puedes acudir a una consulta privada de pediatría o acudir al pediatra de la Seguridad Social. En las diferentes buscadores de pediatras privados encontrarás profesionales cercanos a tu hogar a los cuales podrás pedir una cita para que revisen el estado de salud de tu pequeño.

Durante los primeros meses y años se programan algunas reuniones con el pediatra: son las llamadas evaluaciones de salud o visitas filtro, controles rutinarios para evaluar el crecimiento y el desarrollo psicomotor del pequeño.

Entre los 0 y los 6 años, siempre empezamos con un examen físico general, recogiendo datos sobre el peso, la altura y el perímetro cefálico. Además, se realiza una evaluación psicomotriz y sensorial: se comprueban el lenguaje, la vista, el oído, la motricidad y el desarrollo neurológico.

Las evaluaciones de salud son citas muy importantes para interceptar si hay algo que no va bien, o para pedir consejo al pediatra sobre algún momento concreto del crecimiento, como el destete. No sólo eso: durante estas reuniones, los médicos suelen aprovechar para explicar a los padres lo que pueden esperar de su hijo en las próximas semanas o meses y cómo intervenir en caso de problemas menores, además de responder a cualquier pregunta sobre temas concretos, como las vacunas. Es importante acudir a las citas.

Evidentemente, si hay situaciones especiales, por ejemplo, un bebé que presenta anomalías de crecimiento y que hay que mantener bajo control, las reuniones con el pediatra pueden ser aún más frecuentes y cercanas.

Además de los controles de salud, se puede acudir al pediatra siempre que se quiera poner en su conocimiento algún problema del niño: fiebre, tos, vómitos y diarreas, enfermedades eruptivas, posibles dermatitis o alergias son algunas de las preocupaciones más habituales de los padres.

Normalmente, antes de acudir a la consulta del médico, se realiza una llamada telefónica con él, que empieza a dar las primeras indicaciones sobre lo que es mejor hacer o no hacer.

La fiebre es la afección del niño que más a menudo lleva a los padres a pedir cita al pediatra. Por otro lado, el niño con fiebre puede ir fácilmente a la consulta del médico: de hecho, suele ser mejor que lo haga. No sólo no se agrava su estado, sino que en su consulta el médico tiene a su disposición cualquier instrumento para un primer diagnóstico.

Sólo si la fiebre supera los 39° C, no responde a la medicación y el estado general es tal que no es posible el movimiento (por ejemplo, porque hay vómitos o diarreas muy frecuentes) puede ser útil una visita a domicilio.

Las vacunas infantiles no se ponen en el pediatra, sino en el centro de vacunación de la autoridad sanitaria local de referencia, que se encarga de invitar a los padres a las distintas citas del calendario nacional de vacunación.