Cómo enseñar hábitos de vida saludable.

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Los hábitos alimentarios y de actividad física de los niños han cambiado en los últimos años, lo que ha conllevado un aumento del número de casos de obesidad infantil. Estos cambios se deben al ritmo de vida que llevan los padres. No hay tiempo para cocinar de manera adecuada ni para llevar al niño al parque. En su lugar les alimentamos con comida rápida y dejamos que pasen su tiempo sentados frente al ordenador o la televisión. Corresponde a los padres la responsabilidad de llevar un control de estos aspectos de la vida de sus hijos para que puedan desarrollarse de una manera sana y equilibrada.

En el apartado de la alimentación, es importante enseñar a los niños a no comer de más. Deben aprender a escuchar a su cuerpo y saber cuándo ha alcanzado la sensación de saciedad. Una de las maneras de conseguir esto es enseñar a los niños a comer despacio, masticando varias veces cada trozo de alimento. Está demostrado que la sensación de saciedad tarda unos veinte minutos en llegar a nuestro cerebro, por lo que no el niño no podrá identificarla si no tarda más de cinco en comer.

Otro punto importante en el apartado de la alimentación es enseñar a los niños a comer alimentos saludables. Los pilares de su alimentación deben contener frutas, verduras y cereales y alejarse lo más posible de la bollería industrial, los dulces vacíos de verdaderos nutrientes y la comida rápida. Enseñándoles a tener una alimentación sana y variada, estaremos ayudándoles a incorporar esos hábitos a su vida cotidiana y mantenerlos en su vida adulta.

En cuanto a la actividad, conviene controlar el número de horas que el niño pasa dedicado a una actividad sedentaria como Internet, el celular o los videojuegos. No se trata de prohibírselos sino de que los combine con algún deporte o actividad física, desde jugar en el parque, andar en bici, practicar algún deporte, nadar o simplemente dar un paseo. Si tenemos la posibilidad de compartir esa actividad con nuestro hijo, estaremos reforzando las relaciones familiares y convirtiéndonos en un ejemplo que le ayudará a implantar un hábito saludable que le ayudará durante el resto de su vida.

Es muy importante tener en cuenta que los niños aprenden muchas de sus conductas a través de la observación de la gente que toma como modelos. Si nuestros hábitos alimentarios no son saludables y nuestro ritmo de vida es sedentario, difícilmente podremos inculcar hábitos de vida saludable en nuestros hijos.

Dejamos una infografía de los daños que producen las gaseosas uno de los hábitos más nocivos para la salud de nuestros hijos

 

Cómo inculcar a nuestros hijos una alimentación sana sin obsesionarles por el peso

La preocupación por la dieta de nuestros hijos y cómo enseñarles a tener unos hábitos de vida saludables puede llevarnos a otra preocupación, de tanta importancia y gravedad como la primera. Si bombardeamos a nuestros hijos con información sobre dietas, calorías, restricción del alimento… ¿no estaremos obsesionándoles con el tema de manera que puedan acabar desarrollando un grave trastorno alimentario como la bulimia o la anorexia?

Para evitar obsesionar a los niños hay que tener en cuenta varios puntos importantes. El primero de todos es que NUNCA debemos poner a nuestro hijo a dieta por nuestra cuenta. Los niños están en pleno proceso de desarrollo y limitar su aporte energético puede conllevar una reducción de nutrientes necesarios para su correcto crecimiento.

Solamente su pediatra puede sugerir y controlar una dieta si el problema de exceso de peso en el niño empieza a resultar preocupante. Lo que nosotros podemos hacer como padres es inculcar una serie de hábitos saludables que ayuden a nuestros hijos a prevenir la obesidad y alimentarse de una manera adecuada durante el resto de su vida. Entre las actividades que podemos realizar para este fin están las siguientes:

  • Enseñar a los niños a comer despacio e los identificar las sensaciones que les envía su cuerpo.
  • Enseñar a los niños a fijarse en la comida: Cuando se está comiendo, sólo se está comiendo. No se come mientras se ve la televisión, no se pica mientras están haciendo los deberes…
  • No usar la los comida como recompensa si se portan bien ni dejarles sin comer algo que les gusta si se portan mal. La comida no es un premio, es sólo comida.
  • Enseñarles a disfrutar la comida sin culpa: Nunca les critiques por haber comido de más o haber tomado cosas inadecuadas.
  • Explicarles con claridad las consecuencias negativas de la comida rápida, los refrescos, los dulces y por qué debe limitarse su consumo.
  • Convertirte en un ejemplo de hábitos de vida saludable (tanto en alimentación como en actividad)
  • Evitar las críticas destructivas sobre el aspecto físico, tanto hacia ti mismo como hacia los demás.
  • No puedes enseñarles a tus hijos que no deben obsesionarse por su aspecto físico si te oyen comentar que la vecina se ha puesto gordísima.